domingo, 25 de octubre de 2009

Robert Hugh Benson: un escritor desconocido.


Robert Hugh Benson: un escritor desconocido.


Hasta ahora desconocido en España, la editorial Homo Legens ha publicado dos obras de tan insigne personaje: Alba triunfante y Señor del Mundo. Benson, hijo del Arzobispo de Canterbury de la Iglesia anglicana, se convirtió al catolicismo en 1903 tras descubrir que el sistema doctrinal anglicano no funcionaba.


La sipnosis


Cuando monseñor Masterman se despertó de su amnesia en Hyde Park no podía creer lo que veían sus ojos. Una gran multitud de personas, entre ellas un buen número de clérigos católicos en traje de gala, escuchaban atentamente la predicación de un franciscano. Al parecer se encontraba en 1973, pero sus últimos restos de memoria eran de inicios de la década de 1910. Recordaba que en aquel tiempo la Iglesia Católica se había visto sacudida por fuertes temporales como el modernismo, el cientifismo o el evolucionismo. Todo auguraba un desastre para la Iglesia Católica en las décadas posteriores. Pero el mundo, predicaba el fraile, había cambiado drásticamente. Londres, Inglaterra, Europa e incluso el mundo entero se habían convertido al catolicismo.
En su mente, monseñor Masterman se preguntaba cómo era posible aquello. ¿Qué había ocurrido en aquellos años, de los que al parecer no recordaba nada, para que se hubiera llegado a aquella situación?
En la trama de esta novela futurista, publicada por primera vez en 1911, se mezclan los argumentos y las utopías, la resistencia política y el destierro, ideas innovadoras y dramática ortodoxia, un Papa majestuoso y curas renegados.
En Alba Triunfante, Robert Hugh Benson quiere dar las claves del futuro del catolicismo, de una sociedad católica y de una ciencia que, lejos del materialismo, ha sabido llegar a su más alto nivel. En Alba Triunfante, religión, ciencia y política son hermanas que rigen las vidas humanas desde el mismo trono.

( http://www.homolegens.com/catalogo/2009/87-alba-triunfante)


Junto a la sipnosis adjunto algún fragmento del libro para hacerse más a la idea


Habían visto los socialistas con claridad absoluta los derechos de la sociedad, y los anarquistas, pos su parte, los del individuo. ¿Cómo iban a reconciliarse unos y otros?:

Acudió la Iglesia, ante estas direcciones opuestas, y dio la solución: por medio de la familia están reconocidas ambas aspiraciones: hallamos en ella la autoridad, y sin embargo la libertad también existe. Porque la unión de la familia estriba en el Amor, y el Amor es la única fórmula de conciliación entre autoridad y la libertad.



Nuevo progreso se realizó después en el terreno de la religión comparada. Al finalizar el siglo XIX constituía, en realidad, este estudio una ciencia nueva, y, como todas las que son, pretendió en seguida destruir los sistemas ajenos, antes que construir los propios. Había entonces, por ejemplo, personas cultas que presentaban como objeción al cristianismo el hecho que muchos dogmas cristianos, y no pocas ceremonias, podían hallarse también en otras religiones. Para nosotros, es hoy dificilísimo el comprender un modo de pensar semejante; pero es preciso que nos hagamos cargo de que la ciencia estaba entonces en plena juventud y ofrecía, por lo tanto, toda la inexperiencia y arrogancia propias de los jóvenes. En el decurso de los años fue desapareciendo esta objeción, que quedó solo relegada a algunos manuales racionalistas de carácter muy elemental, ya que llegó a ser evidente que mientras tal o cual religión ofrecía semejanzas con las doctrinas del cristianismo, mejor dicho, contenía las principales enseñanzas de todas las religiones, o al menos todas aquellas en que estribaba parte de su fuerza, al mismo tiempo que muchas otras necesarias para unir todas esos dogmas separados, hasta constituir con ellos un conjunto homogéneo; que, para concretar la idea en una sencilla metáfora, se levantaba sobre el mundo el cristianismo como lumbrera colocada sobre una colina, y que ciertos reflejos parciales e imperfectos de aquella eran devueltos, con mayor o menor brillo, por los distintos sistemas religiosos inventados por el hombre y agrupados en torno de la luz. Fue patente al fin, hasta para los más cortos de ingenio, que la sola explicación científica de este fenómeno estribaba en la teoría que el cristianismo era en verdad único y que, extremando mucho la parquedad en las concesiones, había que reconocerlo como el más perfecto de todos lo humanos sistemas de fe( y al decir perfecto y humano quiere significar que encarnaba y satisfacía por completo las aspiraciones religiosas de la humanidad);que era, repito, el más perfecto sistema religioso que jamás vio el mundo.

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